
Un sondeo de la Agencia Atenea, autorizada por el Consejo Nacional Electoral, preguntó telefónicamente ¿por cuál candidato a la Gobernación del Meta votaría? Y el 24,20% respondió que no sabe todavía, el 22,41% que por Rafaela Cortés, el 19,86% por Darío Vásquez, el 10,75% por Wilmar Barbosa y el 9,90% por Marcela Amaya.
Vásquez hizo el fin de semana un movimiento audaz en procura de saltar del segundo al primer lugar en la intención de voto: recibió el apoyo de la candidata a la Alcaldía de Villavicencio Irina Salas.
Unimos esfuerzos por el bien de Villavicencio y del Meta. Desde hoy Irina Salas, candidata a la Alcaldía de Villavicencio, hace parte de esta gran familia que no para de crecer”, declaró Vásquez.
Esa alianza se produce pocos días después que circuló una foto en la que aparecen el representante a la Cámara Jaime Rodríguez con el alcalde de Villavicencio Felipe Harman sentados en la misma mesa en algún establecimiento abierto al público.
Rodríguez está en la campaña de Darío Vásquez y Harman, según lo que afirman varios candidatos a la Alcaldía de Villavicencio, fue quien decidió que Irina Salas se lanzara como candidata a sucederlo. Ella hizo parte de su gabinete, pero nunca había sido candidata a un cargo de elección popular.
La alianza de Darío Vásquez e Irina Salas claramente es una respuesta a la estrategia del otro bando político en el que -según denuncian ellos mismos- el actual gobernador Juan Guillermo Zuluaga apoya a Rafaela Cortés, candidata a gobernadora, y a Juan Camilo Chávez, candidato a alcalde de Villavicencio.
Es lo que se conoce como “las maquinarias”. El poder económico de la Gobernación y el poder económico de la Alcaldía puestos al servicio de unas campañas políticas.
Sobre el tema, un documento publicado por la Organización de Estados Americanos (OEA) bajo el título “Política, dinero y poder: un dilema para las democracias de las Américas” advierte que “el dinero y su poder pueden desvirtuar la voluntad del pueblo, pueden alterar la competencia electoral, sobornar, tornar frágil a la democracia”.
Y agrega que de ese fenómeno se desprende el riesgo de tener una sociedad gobernada por el dinero y no por las mayorías.